El cimiento de la familia


El cimiento de la familia
Efesios 2:19; efesios3:15
 
INTRODUCCIÓN: El hecho de que Jesucristo debe ser el fundamento de nuestros matrimonios y familias no debe sorprendernos cuando se considera que la identidad de la familia en sí misma está en Dios. Es más, a través de toda la Escritura se habla de Dios como nuestro Padre, esposo, hermano. Por su totalidad, El puede llenar todas las necesidades en las relaciones de nuestra vida. Sin embargo, nos pide que vivamos esas relaciones de manera que mostremos al mundo su gran amor hacia toda la humanidad. Desafortunadamente, lo que mostramos está plagado de imperfecciones porque somos imperfectos. Pero podemos aprender, lección tras lección, respecto a cómo debemos relacionarnos con nuestras familias al estudiar la manera en que Dios se relaciona con nosotros.
l. La relación entre Dios como «Cabeza», y Cristo como Hijo, nos es dada como un modelo para la relación entre el esposo y la esposa. Cuando la Biblia revela cómo el Padre y el Hijo se relacionan el uno con el otro, ello también nos dice algo acerca de la manera como los esposos y esposas debieran relacionarse entre sí.
Los siguientes principios para la relación entre el marido y la mujer se ilustran a la luz de la relación entre Jesús y el Padre:
1) el esposo y la esposa deben compartir el amor mutuo
 (Juan 5.20; 14.31).
2) El esposo y la esposa desempeñan papeles diferentes y cumplen funciones diferentes en el matrimonio (Juan 10.17; 14.28; 17.4).
 3) Aun cuando tienen diferentes papeles, el esposo y la esposa son iguales; viven en unidad (Juan 10.30; 14.9, 11).
 4) El esposo y la esposa se estiman el uno al otro (Juan 8.49, 54).
5) Los esposos expresan amor para sus esposas, y lo demuestran al cuidarse recíprocamente, compartir la vida y el ministerio y darse atención mutuamente (Juan 5.20, 22; 8.29; 11.42; 16.15; 17.2).
6) Las esposas expresan amor para sus esposos por el hecho de compartir una voluntad y un propósito con ellos; por ejercer la autoridad confiada a ellos, con humildad y mansedumbre, no a través del enfrentamiento o la competencia; en una palabra, por mostrar respeto tanto en sus actitudes como en su conducta (Juan 4.34; 5.19, 30; 8.28; 14.31; 15.10; Filipenses 2.5, 6, 8; véanse también Génesis 3.16; 1 Timoteo 2.8–15).
Conclusión
«Familia» es una palabra que está arraigada en Dios: Dios es Padre, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Dios es, en sí mismo, una «familia divina». Ello a su vez se expresa en la manera como Dios se relaciona con la gente. La Biblia revela el aspecto de la naturaleza de Dios; Dios es nuestro Padre, Dios es el Esposo para su pueblo, Dios es como una madre que cría a sus hijos, Cristo es el Esposo de la Iglesia. Cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio, Dios les otorga este nombre que en esencia le pertenece: el nombre de familia. El esposo, la esposa y los hijos, viven a la altura del verdadero significado de esta palabra, cuando reflejan la naturaleza y la vida de la familia divina en la familia humana.
Todavía más, el núcleo relacional de la familia, el matrimonio, se nos modela en la relación de Jesús y el Padre, y en la relación de Jesús y su Iglesia.
SI AMAS A CRISTO DALE ME GUSTA
 
 
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